
LA HISTORIA ENTERRADA DE LA ALAMEDA DE VIGO
Miguel Ángel Fernández Fernández
Fecha
2011
Pasar por la Alameda de Vigo, para el que camina por el centro a diario, es algo repetido, de siempre.Allí, uno se para, charla en las terrazas ante un café o se pasea distraídamente mientras repara en los elevados árboles o en sus grandes (a veces vistosas) construcciones. Es cuando el observador se lleva una idea errónea de que el tiempo no pasó por allí y que todo fue siempre así. Si continúa caminando, el vigués anónimo aún tarda en llegar a un mar tapado por altos edificios y dos calles paralelas. Todo ello sin saber que donde están sus pies no era tierra firme sino mar, un mar que llegaba hasta donde hoy está Correos y que formaba parte del antiguo Arenal.